¡Sal!
¡Corre!
¡Déjame!
Afloja tus garras,
suelta tu fino garfio
de las finas lonas
de mi pensamiento…
Me sangra la tráquea:
cientos de abortos
se deslizan cuello abajo.
¡Fuera!
¡Déjame!
¡Erúctate!
¡Erupciona!
Súrcame el pecho con tu
lava...
¡Pero sal!
¡Electriza el aire!
¡Seda los vientos!
Conforma los contornos del
grito.
¡Arañas las bóvedas de mi
paladar!
Revienta las jambas de mis
comisuras.
¡Sal!
¡Corre!
¡Dite!
¡Pronúnciate!
Me arden tus burbujas de
asfixia.
¡Créate y nace!
¡Señala con tu índice de
luz
tu pequeña verdad
en la fangosa masa
de la incierta penumbra!
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